El abuelo tiene que recoger a los niños hoy, pero llegará tarde porque su coche se ha averiado. Con Pekebook, puede avisar a las maestras al momento.

El abuelo es hoy el encargado de recoger a Carlos y a Paula. Él es quien los lleva y los trae cuando Laura y Juan están en el trabajo, como esta tarde. Pero esta vez ha surgido un problema y no va a llegar a tiempo.

Al subirse al coche para ir a la guardería de Carlos, no ha conseguido arrancarlo. Después de varios intentos se ha dado por vencido y ha ido a la parada del bus, pero según los indicadores faltan casi 20 minutos para que pase el suyo. ¡No va a llegar a tiempo!

El abuelo Paco sabe que los niños se ponen un poco nerviosos si ven que recogen a todos sus compañeros y ellos siguen allí. Especialmente si no les avisan antes. Así que decide enviar un mensaje por Pekebook a cada maestra. De esta forma, ellas podrán entretener a los niños para que no se preocupen. Además, así sabrán que el retraso no se debe a nada grave y no tendrán que contactar a Laura y Juan: ¡Eso los preocuparía para nada!

En la guardería de Carlos, la maestra acaba de recibir el mensaje. El niño se ha quedado dormido, así que no se va a enterar de que es el último en marcharse. La profe gestiona el check out con el resto de padres y, aunque tendrá que esperar un poco más para que vengan a por Carlos, está tranquila porque sabe que no ha sucedido nada grave y que es cuestión de minutos que lo recojan.

En el cole de Paula, su maestra, Julia, ha leído el mensaje también. Paula se pone nerviosa si ve que recogen a todos los niños menos a ella, así que Julia decide buscar la forma de entretenerla.

-Paula, dice tu abuelo que se va a retrasar un poco. Mientras llega, ¿quieres ser mi ayudante?

Así, mientras el abuelo llega y Julia hace el check out, Paula la ayuda borrando la pizarra, revisando el aula en busca de objetos perdidos, recortando unas tarjetas que usarán para una actividad el día siguente… cuando llegan a recogerla, ¡casi le da pena marcharse!

Ha sido una tarde de locos, y ahora aún tienen que coger el autobus de vuelta. Pero gracias a Pekebook, niños y maestras se han ahorrado un buen susto.

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